lunes, 30 de marzo de 2020

LA SIMRACINGMANIA, la explosión del nuevo fenómeno

El Simracing o carrera en simulación en español, se convirtió en la alternativa al parate generado por el Covid-19 o Coronavirus. Este fenómeno, ya en crecimiento dentro del eSports desde hace ya una década, ha explotado con toda su fuerza en el último mes.

Se ha convertido en el salvoconducto de las principales categorías de automovilismo y motociclismo de argentina y el mundo. Cuestionado por la lógica falta de realismo y hasta por el condimento que implica las competencias reales, es por esta hora noticia frente a la proliferación de torneos que nacen al calor de la pandemia.



Con pilotos profesionales del ámbito real y otros formados en esta escuela moderna, la mezcla impone desafíos. La calidad conductiva y el espectáculo son bien receptados en el público joven. Pero el paladar negro y los más veteranos no terminan de amigarse con el concepto.

Quizás el problema base nace del mismo deporte. Más allá de la denominación, dicha actividad aún en el país no tiene una amplia difusión. El hecho que las categorías echen mano de la actividad, es a los fines de mostrar a las figuras habituales de cada fin de semana, en una situación diferente. Así y todo, la emoción del automovilismo real no se refleja en el simulador, aunque en costos y logística gana lógicamente por varios cuerpos.


Quizás la evidencia más cabal de este fenómeno sea Agustín Canapino. Cuando la movida estalló a mediados de la década pasada, el "Titán" de Arrecifes se formaba en la escuela que el RFactor, una de las primeras plataformas en salir entregaba. Con las primeras ligas y entidades creadas, ACVRA (Asociación de Corredores Virtuales de la República Argentina) la actividad ganó en espacios, mientras que el TC 2000 (2004) y el TC (2006) lanzaban sus juegos. La internet y la competencia en Red hicieron acompañaron.

Las dudas respecto de la calidad y nivel de los corredores fue echada por tierra con el fenómeno Canapino. Del título en la Copa Megane en 2006, hasta la primera Corona en el TC en 2010, pasando por sus múltiples títulos en el Top Race y la consagración en el Súper TC 2000 en 2016. Los frutos de las horas de competencia en la realidad virtual, le dieron al arrecifeño las herramientas para ponerse a la par de sus rivales de la vieja escuela.

Hubo un antes y un después. Hoy gran parte de los pilotos apelan al simulador para entrenar y conocer los límites de cada escenario y sus máquinas. La profesionalización de la actividad y la proliferación de ligas, organizadores y equipos, hacen a la misma en una expansión que parece imparable.


El Rfactor ya no está sólo, Automobilista y Project Cars entre las plataformas, juegos como Gran Turismo, la Fórmula 1 y el Motogp por mencionar dos ejemplos de ligas eSports, incluso con los mismos equipos teniendo sus programas (Canapino por ejemplo es piloto oficial de Williams), dan sólo una pauta del crecimiento. De hecho, cada vez más corredores de simuladores saltan al automovilismo real.

En argentina, Automovilismo Virtual, Rosario Racers, ARSL (Argentina Racing Simu League) entre otras convocan a pilotos y espectadores en diversas plataformas. Corriendo en días de semana, suelen tener buena convocatoria y las publicidades empiezan a verlas con buenos ojos.

Lo que es seguro, que este fenómeno no tiene techo, lo que viene y promete será auspicioso. Quizás en este difícil momento de la humanidad, con una pandemia que llevará mucho tiempo, esta modalidad puede cubrir la ansiedad lógica antes que los motores de verdad vuelvan a sonar.