martes, 5 de julio de 2022

#Opinion Si ves al futuro, dile que venga

 Está columna originalmente estaba escrita para hablar del cambio que debía hacer el Turismo Carretera, al adoptar los modelos más modernos que ocupen el espacio que hasta ahora representan a las cuatro marcas históricas, pese a que estos autos actuales, poco y nada tienen que ver con el modelo al que en teoría representan.


Pero quiero ir más profundo y en todo caso hablar desde el sentimiento. Desde lo que para mí significa este deporte, la idea que abrace hace casi treinta años, al seguir el automovilismo no sólo como una disciplina, sino como una filosofía de vida.


De escuchar la radio por las mañanas, cuando tenía la suerte que mis papas me llevaran a los autodromos en los 90, para ver sólo en un determinado lugar pasar los autos, pero poder disfrutar como si viera todo el circuito. Ahora con 36, veo algo que va más allá de lo que amé y me asusta.


Naturalmente lo desconocido nos da miedo. Pero también nos abre un futuro hacia nuevas experiencias. Es cierto que no todo progreso es mejor, pero así como la evolución hace a la supervivencia del más apto, el deporte motor va camino a eso.


A nivel mundial está pasando, en la pista, en los rally, en la resistencia. Aquí en nuestro país, las denominadas categorías principales debaten su futuro. Tanto el TC como el TC 2000 evalúan modificar sus reglamentos técnicos en parte o totalmente, para ingresar nuevos modelos. Unos apostando a los muscle car, otros a los SUV. Con presentes y realidades opuestas, se plantean ambas un cambio.


Me ha pasado de ver en estos días en You Tube, varias carreras viejas. Pareciera que se tratara de un país lejano. Públicos multitudinarios, parques prolíficos, pilotos que corren en dos o hasta tres categorías sin drama, y a todo esto parecía imperceptible la guerra fría entre la CDA y la ACTC. No había mucho conflicto con la pantalla, salvo que sólo una señal contenía casi todo el automovilismo, con alguna organización o canal que intervenía ocasionalmente.


Pero si había un factor clave. Había unión, no había envidias ni guerras santas, ni militancia de categorías. Quizás las redes y algunos colegas contribuyeron a ese clima hostil. Haciendo un mea culpa también me caben las generales de la ley.


Por eso siento que hoy mi análisis trata de ser lo más criterioso posible, alejándome todo lo que pueda de la subjetividad. Se que esto al igual que la objetividad absoluta es imposible, pero no soy dueño de la verdad. Quizás haya que despojarse de ciertos dogmas que dominan nuestro deporte para poder avanzar.


No se ustedes, pero a mi eso me entusiasma. Quiero darme un chapuzón sin pensar si la pileta tiene agua o no. Quiero que cambiar no sea un miedo al qué dirán, sino una iniciativa. Es hora que volvamos a recuperar, pero desde la perspectiva presente, lo que hizo grande al automovilismo de este país. 


Decir adiós es crecer


Si ves al futuro, dile que venga…


Hernan Feijoo

Director General

Fusión TC