martes, 26 de septiembre de 2023

#TopRace Volver a las fuentes


Con casi tres décadas de historia, el Top Race es junto con el Turismo Internacional, de los últimos vestigios del baby boom de categorías de los años 90. La segunda mencionada pasa un momento extraordinario, más allá de continuar militando dentro de la Federación Metropolitana.

Desde su concepción, su modelo fue el que predecedio el CAP en los 80. Convocar a los mejores pilotos del país y de distintas disciplinas sobre autos de mecánica y modelos similares (aunque entre 1997 y 2004 no fue asi).

Esos años además contó con un sistema de doble final que permita dar una segunda chance a los que no eran favorecidos en clasificación o en la primera carrera. Además permitió gracias a un calendario y un automovilismo más unido, celebrar eventos en días feriados.

Los últimos años sin embargo no ham sido de esplendor. Ya hablamos largo y tendido en este foro sin dejar de mencionar sus estados terminales y posteriores resucitaciones, tras colapsar el modelo de contratación directa.

Hoy la categoría atraviesa su enésima crisis. Con casi 60 pilotos rankeados, apenas sobrevive poco más de la mitad entre sus tres divisionales. Complicada para sumar protagonistas, con un calendario que se arma sobre la marcha y los esfuerzos infructuosos de Tango Agencia, la divisional se sostiene con algunos puntales que se han convertido en referentes.

Diego Azar, Josito Di Palma, Marcelo Ciarrochi, Facundo Aldrighetti y Lucas Guerra entre otros conforman la cartelera principal, pero el peso de sus nombres es relativo ante la posibilidad de contar con valores de mayor jerarquía, muchos de los cuales hoy prefieren tener el fin de semana libre o correr en el Turismo Nacional que comparte calendario.

Sin dudas el Top Race debe recuperar el modelo que le dio razón de ser. El problema es que el contexto actual no ayuda. Sin grandes empresas apoyando, una gestión que no tiene capacidad de contratar y equipos con presupuestos limitados, además del atractivo que cada vez genera más la divisional de APAT, es casi un milagro que ello suceda.

Quizás con un calendario más acotado, correr en feriados o entresemana o buscando consenso para permitir que los mejores del TC, TC2000, Rally, Fórmulas,etc. puedan ser parte con sus auspiciantes y en circuitos históricos del automovilismo nacional.

Este modelo, que es el mismo de la SRX Superstars Racing de EEUU, ha tenido un importante éxito en sus dos temporadas iniciales y con un sistema de heats que le dio una Fórmula diferente. No resulta ajeno en parte al Top Race, fue su leí motiv.

Quedan tres carreras para terminar el 2023 y el futuro parece incierto. Si como se calcula, Azar y el TGR levantan campamento, la categoría podría sufrir un golpe casi terminal. 

Su nombre es sinónimo de Top Race y ha sido un producto neto de la categoría. Sin el, si bien podría continuar el Top Race, sería más difícil encontrar un nuevo referente y quizás dispare la salida de otros protagonistas. De hecho han quedado ya varios en el camino por presupuesto o por desacuerdo con la CDA.

Es esta entidad regidora mencionada en este último punto, la que hoy poco y nada ha hecho para el TR. Es cierto que además tiene al Turismo Nacional que hoy parece su caballito de batalla mientras el TC2000 busca su transformación que puede definir su futuro.

En medio de ello esta "la categoría espectaculo", que supo brillar y además contar con las mejores figuras del país. Su historia de montaña rusa es un poco la historia del automovilismo nacional, nacida bajo el ejido de la ACTC para desafiar al TC2000 en su mejor momento. Hoy es una sombra de lo que fue y a su nemesis original no le va mucho mejor.

Sin demasiado margen de error y como salida más factible para su futuro, una categoría quizás más compacta y con una modalidad más acorde a su origen, podría tener una nueva vida. Así como esta hoy, es cuestión de tiempo para que pase a la embajada del olvido de las categorías nacionales.

Hernan Feijoo 
Director Gral 
Fusion TC