martes, 9 de febrero de 2021

#Analisis ¿Hacia donde va el #SuperTC2000?


Hay una frase que bien dice "todo depende del cristal con el que se mire".

Es por eso que yo no apruebo, la militancia de categorías. La actual grieta, si se permite la palabra, ha generado pasiones y odios entorno a las cuatro divisiones principales del deporte motor Nacional.

El Super TC 2000, rumbo a cumplir una década de su controvertido nacimiento, nada en un mar de dudas que puede catapultar al éxito o hundirla al fracaso.

Apoyada en las marcas, se volvió casi prohibitiva para los equipos privados o mejor dicho independientes. Sólo hay dos que en cierta forma no dependen de ello, el FDC de Javier Ciabattari y el Monti Racing de Luciano Monti, aunque este último atiende sus autos en el Pro Racing, que es oficial Chevrolet.

El caso del Midas es border, no por restarle méritos, sino porque es una estructura satélite de Toyota Gazoo Racing y que a su vez recibe los autos de ella. 

En los hechos y sumado a que la mayoría de los pilotos deben aportar para subirse a una butaca, esto limita las chances de un parque más importante. Acá también podríamos sumar la pandemia y la situación económica, pero no todas las categorías lo padecieron igual.

Ahora en los hechos ¿se le exige más al Super TC 2000 que al resto de las categorías?

La pregunta podría tener varias respuestas. Yendo al gusto personal, creo que el Turismo Nacional es la mejor categoría del país. No traiciona su filosofía, tiene un formato claro y sus reglamentos técnicos, con la enorme variedad de modelos que reúnen sus dos clases, mantiene la filosofía del espectáculo puro. El TN gana en preferencia a los fans, aunque se la ha calificado como la tercera categoría del país.

El problema del Super quizás radique en la falta de una brújula clara. Manejada como se sabe por el grupo Clarín, dependiente del apoyo de las fábricas, donde Toyota y Renault pican en punta, desde la salida de Pablo Peon no encuentra un timonel que pueda mantener estable la nave ante la tempestad permanente que la acecha.

Tras dejar atrás los problemas técnicos de los Radical V8, tan potentes como poco confiables, ganó en regularidad con los Oreca, pero falló en los cambios técnicos que tuvo en 2019. Esto hizo rodar la cabeza de Edgardo Fernández, tras sustituir a Antonio Abrazian, que no supo o no quiso tener ese enamoramiento que Peon citaba en su aló presidente de cada Sábado a la mañana.

El reglamento actual se acerca a la filosofía de competencia esperada, pero aún tiene mucho camino por recorrer. Pueden sumar las nuevas gomas blandas y el tan prometido push to pass, que incrementa la potencia transitoriamente y aumenta la chance de superaciones.

Aún así, con las dudas que las automotrices tienen de presupuesto, la fuga de figuras y jóvenes valores al TC Pick Up y el poco o nulo margen para los graduados del TC 2000 de subirse al escalón mayor, juegan como puñales que la categoría no puede esquivar.

Para colmo el horizonte no parece alentador. El potencial que suma el TCR Sudamérica, con los modelos del segmento C, sepulta a los sedanes familiares. Renault corre con un auto que ya no se comercializa, Fiat se retiró y Citroen ya no es oficial. Si la categoría sigue apostando a las fábricas deberá pensar a largo plazo una alternativa que puede ser el exitoso reglamento TCR. Aca hay un problema, el TCR usa el concepto coche carrera cliente, o sea, no intervienen equipos oficiales.

Y si a eso se suma el irremediable camino hacia la tecnología híbrida o limpia, como los vehículos eléctricos, será fundamental que cada paso se medite adecuadamente. El futuro llegó hace rato, diría el Indio Solari.

El Super TC 2000 termina su torneo el próximo fin de semana. Ganó en calidad con un reglamento técnico que bien manejado le puede dar varios años de tranquilidad, pero tiene muchos interrogantes que pueden definir su sendero. No siempre están de más las advertencias.


POR LO MENOS ASI LO VEO YO

Hernán Feijoo

Director General Fusión TC


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